
Su nuevo disco, Ochenta y Cuatro Conciertos en la Parte de Atrás, repasa canciones emblemáticas junto a grandes referentes del pop-rock español
Acumulan más de 100.000 oyentes mensuales en Spotify y desde los inicios se han codeado con músicos de la talla de Pereza, Julieta Venegas o Los Secretos. Después de un alto en el camino que iniciaron en 2014, hoy estrenan su cuarto álbum bajo el nombre de Ochenta y Cuatro Conciertos en la Parte de Atrás (BMG, 2021). Un disco grabado en el mítico Estudio Uno y compuesto por 12 temas clásicos y 4 canciones inéditas. Son 84 y para su regreso han querido contar con grandes referentes como David Otero, Despistaos, Sofía Ellar y Nena Daconte bajo un manto cargado de “confianza, respeto y compañerismo”. Como resultado de ello, sus canciones desprenden emoción, vitalidad y sensibilidad a borbotones.
Después de permanecer en la sombra durante más de cinco años, el trío madrileño formado por Jaime Fontecha, Ramón Vázquez y Enrique Berenguer regresa con el “espíritu intacto”, pero con más ganas que nunca de música en directo. De hecho, ya está preparado para presentar por todo lo alto este último álbum. Será el 23 de octubre en la emblemática sala madrileña Galileo Galilei.
Uno de sus integrantes, Ramón Vázquez, ha pasado unos minutos con El Altavoz Musical para desvelar algunos de los detalles de su vuelta al mundo de la musical:
El Altavoz Musical: Su último disco, Varcelona, data de 2014. ¿Qué ocurrió entonces?
Ramón Vázquez: Decidimos tomarnos los tres un descanso porque llevábamos ya casi diez años de carrera de discos y era el momento. Era una edad muy trascendente para nosotros y necesitábamos descansar un poco. No fue algo calculado y premeditado.
E.A.M.: En una industria determinada por la inmediatez y la actualidad, ¿también es necesario hacer una pausa en el camino de vez en cuando?
R.V.: Sin duda. Nos da otro punto de vista. Desde 2014 hasta 2019 y 2020 que decidimos regresar, han cambiado mucho las cosas en cuanto a la manera de comunicar. Todo es muy inmediato.
E.A.M.: ¿Les ha ayudado observar la industria desde fuera?
R.V.: No haber estado dentro durante esos años nos ha hecho llegar a esta nueva situación con un punto de vista más tranquilo. Unido al contexto personal en el que 84 ya no es lo más importante de todo -en el sentido de que no generas la expectativa máxima como cuando tenías 20 años-, te hace afrontar el tema de la comunicación y las redes desde la tranquilidad.
E.A.M.: ¿Ha quedado reflejado en el disco?
R.V.: Todo el proyecto está impregnado de esa tranquilidad y de vivirlo de una manera muy libre. Hemos hecho un disco de 16 canciones a la antigua: con 12 temas clásicos y 4 nuevos.
E.A.M.: Aunque ya cuentan con tres álbumes en el mercado, ¿todavía sienten vértigo los días previos al estreno?
R.V.: Sí. Es un momento muy bonito, y más con el tema de la pandemia, que ha recrudecido aún más esas sensaciones de que cuando el disco sale a la calle, lo has grabado, has mezclado y lo has escuchado tropecientas veces. Te da la sensación de que ya lo ha escuchado la gente, cuando en realidad, solo ha podido ver algunos adelantos. Tienes una sensación cruzada con la que tiene el público. Es muy emocionante.
E.A.M.: ¿Qué va a poder descubrir el público con este disco?
R.V.: Para nosotros, este disco fue una decisión un poco por las circunstancias. Íbamos paso a paso. Acabábamos de dar un concierto en el Jardín de las Delicias, que fue el reencuentro. Después vendimos entradas muy rápido en un concierto de Navidad en el que hubo que duplicar la fecha. Decidimos hacer una Riviera que también se vendió en un día. Eran cosas muy impresionantes y la pandemia, de repente, lo paró todo. No pudimos hacer esa Riviera y decidimos hacer ese disco.
E.A.M.: ¿Cómo vivieron ese parón obligado y no consensuado?
R.V.: Como todo el mundo. Con mucha frustración y con una sensación negativa por lo desgraciado del asunto. También nos pilló justo con la ilusión muy alta y reencontrándonos. Probablemente este disco no lo hubiéramos hecho sin la pandemia. Hacer este concepto de disco en directo que siempre habíamos querido hacer fue una idea que surgió dadas las circunstancias.
E.A.M.: ¿Qué recuerdan de aquellos meses?
R.V.: La primera canción que enseñamos, A casa, la hicimos durante la pandemia mandándonos estrofas y estribillos. Volvimos a hacer canciones juntos y de una manera telemática.
E.A.M.: ¿Cuál era su motivación en aquellos momentos?
R.V.: La motivación era, sobre todo, agradecer a nuestro público, que ha estado cinco o seis años escuchando sin que nosotros estuviéramos. Nos parece una marca perfecta y una declaración de intenciones redonda para la gente que nos descubre ahora, porque es un disco en directo que suena como nosotros queremos: muy natural, con nuestras mejores canciones y con cuatro nuevas. Lo enfocamos desde ese punto de vista: un regalo para nuestra gente de siempre y una carta de presentación para la gente que llega ahora.
E.A.M.: ¿Qué planes rondaban en sus mentes antes de la llegada del Covid-19?
R.V.: Íbamos a dejar un poco que las cosas fluyeran como estaban sucediendo. Hicimos el Jardín de las Delicias y nos pinchó otra vez el aguijón. Decidimos hacer ese concierto de Navidad y la respuesta fue tan brutal que cada acto nos iba dictando el siguiente. Además, como lo enfocamos todo desde el punto de vista del disfrute y de no mirar más allá de seis meses, íbamos tranquilamente y a lo que nuestro público nos pidiera, siempre que pudiéramos devolverlo. Íbamos paso a paso, sucedió esto y tuvimos muy claro que era el momento de hacer el disco en directo que siempre habíamos querido hacer.
E.A.M.: ¿Han recuperado la esencia inicial de 84?
R.V.: A nivel personal, ese espíritu está intacto. Somos tres amigos que nos enseñamos nuestras canciones. También las hacemos juntos y las compartimos con mucha naturalidad. Somos muy libres en ese sentido y eso no se ha perdido. Al contrario, seguramente se haya reforzado por ese descanso.
E.A.M.: ¿Han encontrado la marca característica del grupo?
R.V.: En el plano profesional, el tema de las armonías vocales no lo hemos inventado nosotros. Pero, sí creo que les hemos dado más protagonismo que otras bandas estándares de cantante marcado. Ese compañerismo y esa conexión de los tres lo hemos llevado también a reflejarlo en los discos, en el sentido de poblarlos mucho de voces, de componer juntos y darles mucho protagonismo a las armonías vocales. Son referencias que descubrimos de bandas más antiguas que daban más valor a eso. La característica principal es esa inocencia de hacer canciones con mucha inquietud en las letras, con melodías lo más bonitas posibles y que esa conexión se vea también en los discos.
E.A.M.: Para esta ocasión han contado con una gran lista de grandes padrinos: David Otero, Marlon, Taburete, Sofía Ellar, Nena Daconte, Tarque y Despistaos. ¿Qué han aprendido de ellos?
R.V.: Ha sido un aprendizaje brutal de todos. No solo en el plano musical al ver cómo interpretan una canción que tú has hecho y ves lo que a ellos les sugiere y lo que son capaces de hacer con una canción reconstruida; también en lo personal son gente muy sencilla. Aunque la mayoría nos conocíamos entre nosotros, entrar en el estudio y compartir canciones es un paso más. En lo personal, todos los indicios que ya teníamos de haber coincidido alguna vez se potenciaron al máximo. Ha sido una experiencia brutal y hemos sentido muchísimo respeto, lo que te enorgullece un poco. Antes siempre habíamos tenido una actitud muy respetuosa con los compañeros, incluso tímidos, de no querer poner a la gente en compromisos. Ha sido una experiencia súper enriquecedora.
E.A.M.: También han querido colaborar con una artista que descubristeis hace poco: Begut. En un momento repleto de millones de canciones y artistas entre los que poder elegir, ¿la colaboración y la unión entre músicos es fundamental para poder crecer?
R.V.: La situación que hay, por una parte, es súper positiva porque hay un escenario libre para todo el mundo. Eso es muy democrático. Pero, a la vez, crea un exceso de oferta alucinante: hay muchísima gente haciendo canciones buenas. No sé si tendríamos vidas para escuchar toda la música que se hace. Esa unión es una herramienta muy útil para compartir público y ponérselo fácil a la gente. No hay vidas para escucharlo todo, pero hay conexiones que pueden hacer que esa red aguante. Aun así, creo que todo hay que hacerlo desde una premisa muy natural y muy sana para que no se instrumentalice. Está claro que es positivo, pero tiene que ir todo bajo ese color de confianza, respeto y compañerismo.
E.A.M.: ¿Qué expectativas tienen para el concierto de presentación?
R.V.: Muy buenas. Es lo mejor de toda la situación e incluso antes de la pandemia: la gente consume muchísima música en directo. Además, no es nada sectario. Antes éramos muy presos de las etiquetas. Cuando hemos vuelto hemos notado más libertad en ese sentido. Eso está fenomenal porque enriquece y aprendes de todo. Tenemos muchas ganas porque lo experimentamos un poco durante 2019 y 2020 y hay muchas ganas contenidas. Tenemos muchísimas ganas de devolverle el cariño a la gente.
[…] y como dejaba leer entre dientes Ramón Vázquez (Mon), uno de los integrantes del trío 84, en la entrevista que concedió a El Altavoz Musical, el concierto de presentación de Ochenta y cuatro conciertos en […]
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