Santa Companha, la banda valenciana compuesta por Ares Casani, Elvira Ridao, Lucía Alba y Mateo Méndez, lanzaron el mes pasado la grabación de su primer single «Luz Azul» que, con un imaginario lleno de misterio y simbolismo, muestra una intrigante carta de presentación para este nuevo grupo.
La escena musical valenciana está dando mucho de qué hablar y Santa Companha ha sido la última nota musical que ha llegado hasta nuestros oídos. Los pilares del sonido post-punk conducen la agilidad de Luz Azul que amigablemente da la mano a influencias compañeras como La Plata, Mausoleo o Escorpio. De la misma manera, recrean un ambiente visual y musical que nos abre la puerta a un mundo oculto que, inevitablemente, yace en todos y que algunas bandas tienen y han tenido el gusto de proyectarnos a lo largo del tiempo.
«Mis manos cosidas en un arco de luz»
Cerramos los ojos y el nombre de Santa Companha ya adoquina una pasarela aterciopelada hacia la leyenda, hacia palabras y personajes que no llegan nunca a tocar el suelo pero que, de alguna forma, siempre acaban por filtrarse en la realidad. Esta danza de lazos visibles e invisibles encuentra una cómoda metáfora visual en el emplazamiento del videoclip de Luz Azul: el cementerio. Desde ese lugar, rodeados de una fuerte simbología intermitente, deciden «charlar» con nosotros.


La melodía del sintetizador al comienzo de la canción ya prepara el ambiente para irnos a otra dimensión pero, al mismo tiempo, encapsula todo el desarrollo de Luz Azul en una tonalidad onírica. Quizás sea el elemento de balance perfecto para mantener el equilibrio e introducir una bomba de humo en lo que, de otra manera, se tornaría una expresión cruda y algo visceral. El sólido ritmo que acompaña a Luz Azul casi hasta su final, lejos de desconectarnos de la producción, consigue enraizar al oyente en una atmósfera musical que crece y se expande por segundos.
En las lápidas rotas Crecen rosas en cruz Yazco en sus tallos
Con destellos de cierta belleza gótica, la canción se abre un poco al misticismo y a la intriga de no terminar de saber exactamente qué es lo que está pasando.
Algo se intuye, algo somos capaces de imaginar, pero la luz azul puede tornarse ciertamente cegadora.