Nace el himno del Mar Menor. En esta canción benéfica sacada a la luz por la banda cartagenera Nunatak el pasado 1 de julio colaboran: Miguel Ríos, Carlos Tarque, Annie B. Sweet, Rozalén, Shinova, Morgan, Second, Arde Bogotá y Ayoho. Uno de sus objetivos más destacados es dar visibilidad a una nueva iniciativa que busca dotar al Mar Menor de voz y de una personalidad jurídica propia.
Sol y Sal es una pieza única que comparte el objetivo de unificar fuerzas, de difundir el mensaje para impulsar la recogida de esas 500 mil firmas para llevar la ILP del Mar Menor al Congreso de los Diputados. Su recaudación será destinada para apoyar proyectos de conservación del Mar Menor gestionados por ANSE, siguiendo la trayectoria que ya inició Nunatak con la Entrada Verde en 2016.
«Somos sol y sal hasta la raíz»
La composición destaca por su calidez, por el cariño con el que se han acurrucado los sentimientos para darles cabida en una canción. Desde un primer momento, parecen lanzar una flecha al concepto de «tesoro generacional«, y mostrar tanto en pantalla como en sus letras el pedacito de placer que seguramente ha regalado la laguna a casi todos los murcianos; entre otros muchos que también nos quisieron acompañar en este disfrutar.
Es por ello que sacan a la luz algunas de las experiencias que pueden resonar en la memoria y vivencias de muchas personas, como pueden ser el amor de verano, los primeros pasos, las comidas con olor a sal en la piel y esa conexión con «algo más» de lo que nos creíamos capaces de sentir en cada atardecer.
Hay momentos, experiencias y lugares que nos acompañan para siempre, nos moldean y forman parte de nosotros, de lo que somos. Si esos recuerdos se borraran, si esos lugares dejaran de existir, una parte de nosotros se iría con ellos.
nunatak
«Sé que estoy en deuda»
La naturaleza y la madre tierra somos nosotros mismos («somos sol y sal») y al mismo tiempo nos cuesta reconocernos en ella; nos cuesta el presagio oscuro del deterioro interno y externo. En la naturaleza no existe el desequilibrio ni el autosabotaje. Si cruzarnos en el camino es la causa de que se sucedan estas consecuencias quizás es, una vez más, porque nos creemos demasiado, porque nos arrastra nuestra propia soberbia.
Entrar en el juego de la nostalgia, como muestran algunos fotogramas del videoclip, parece ser el último llamamiento, la maldición de no vivir realmente en nuestro hogar, esto es, de «no saber realmente lo que tienes hasta que lo pierdes». Aunque, me permito añadir a título personal, no creo en la pérdida; creo que el Mar Menor nos está regalando nuestro propio reflejo: lo mejor y lo peor que llevamos dentro.
¿Sabremos darle las gracias?