El
altavoz
musical

Dani Martín y cómo no rendirse a la humildad de la persona y a la constancia incansable y buen hacer del artista

Imagen: Alberto Castillo/Movistar Arena

El pasado 14 de noviembre, Dani Martín arrancó su gira ‘25 putos años’ con el primero de los 10 conciertos que ofrece en el Movistar Arena de Madrid en 2025.

A mí también me ha salvado la música, Dani.

Solo que mi música son sus canciones, las del chaval de Alalpardo que marca un hito en nuestro país llenando 10 noches el Movistar Arena, uno de los templos de la música en directo de la capital. 170.000 entradas, 17.000 espectadores cada noche. Adultos, jóvenes y niños, todas las generaciones se citaron este 14 de noviembre para dejarse el alma recordando estos 25 putos años de carrera.

El loco que en algún momento fue pequeño arranca gira en Madrid entregando a sus más fieles el corazón sobre el escenario en forma de un show rockero, a la vez que emotivo y especial. Dani Martín sopla su cuarto de siglo en la música sin renegar de sus raíces. Allá por el 2.000 conocíamos a ese chaval humilde, quien tanto tiempo después sigue valorando lo realmente importante en la vida: “mis padres, mis amigos, el amor, los besos, volver a hacer el amor, los helados de chocolate, las pizzas, las patatas fritas, el Atleti…”. En definitiva, contaba, “estar con la gente que quiero”.

La emoción se desataba desde el primer instante del concierto. ‘Imagine’, el himno de John Lennon, empezaba a sonar con el recinto totalmente a oscuras y con la letra en las pantallas. Nacían los abrazos y la unidad entre el público, objetivo conseguido en un momento en el que la sociedad resulta más individualizada que nunca. Lo que no sabíamos es que después de un himno, llegaba otro. Esta vez sí, un enérgico Dani Martín se subía al escenario para hacer brotar la nostalgia de cada uno de los presentes con ‘Zapatillas’, en este caso, uno de los grandes himnos de su carrera con El Canto del Loco. “Volverá”, “Canciones”, “Desaparece”… ni un alma sin saltar y cantar a pleno pulmón, como si fuese ‘el último día de nuestras vidas’. Imposible no rendirse a la humildad de la persona, y a la constancia incansable y buen hacer del artista.

Un concierto cuidado y preparado hasta el último detalle. No se le olvidaron ‘Besos’, ni ‘A Contracorriente’, ‘Son Sueños’, o ‘Puede Ser’, un inicio intrépido, de más a más, porque más vale ‘pedir perdón, que pedir permiso’.

Resguardado entre un escenario sencillo, tres pantallas, siete músicos, y con fuego brotando de manera constante durante las canciones, Dani Martín sudó la camiseta en las dos horas de show, en las que solo paró para agradecer a sus seguidores esa lealtad inquebrantable que les caracteriza y para darles la bienvenida “a un lugar seguro”, donde “nadie juzga a nadie”.

‘Novedades Viernes’, su crítica a la música actual y a las redes sociales, también sonó, igual que la mítica ‘Cero’, o ‘Que bonita la vida’. Para ‘La Suerte de mi vida’ y ‘Peter Pan’ tenía guardado un as bajo la manga. De repente, apareció entre el público de las gradas acompañado de sus guitarristas provocando el momento más mágico de la noche.

Para aquel que aún no ha visto al cantante sobre el escenario, no hay mejor definición que la que él mismo trasladó a su público exaltando lo que de verdad nos une a todos en cada una de las noches que están por llegar de esta gira, las canciones:  “lo que ha hecho que acudáis a la llamada, las canciones, lo que me sale de la tripa y del corazón. Da igual si estoy gordo, si estoy delgado, si estoy más guapo o más feo, vosotros siempre estáis aquí. La música me salvó la vida, y 25 años después vosotros me la seguís salvando. También he querido salvarme la vida yo y durante estos últimos años me he dado el espacio, el tiempo para recurrir a un montón de cosas que hay en la vida y que no son solo el aplauso: mis padres, mis amigos, el amor, los besos, volver a hacer el amor, los helados de chocolate, las pizzas, las patatas fritas, el Atleti… Estar con la gente que quiero, porque cada vez me queda menos tiempo, así que cada puto segundo de esta puta vida lo pienso vivir como si fuera el último”.