El duo Nudista, conformado por la cantante Pilar Matji Cabello y el guitarrista Robbie Carman, orbitan alrededor del pop más soñador con su último single «confess» de la mano de Sad Club Records.
El suave punteo de guitarra al comienzo de la canción ya nos induce a sumergirnos en una calidez nostálgica o una especie de letargo esponjoso en el que todos, en menor o mayor medida, hemos cultivado un pedacito de lo que somos ahora. Uno de los puntos que hacen de este lanzamiento un hecho especial es su acompañamiento en nuestro paisaje de «el antes y el después» de dicho estado.
Como a todos, la pandemia nos atropelló de un asalto y muchos lanzamientos musicales quedaron flotando en un espacio-tiempo rígido y difuso al mismo tiempo. Ahora que ya se comienza a vislumbrar algo de luz, muchos de estos inicios han conseguido encontrar sus queridos «finales». Así es como nos llega esta composición, forjada hace un año, junto con su videoclip estrenado este mismo 21 de abril.


I must confess that I don’t know the rules. I must confess I forgot what’s true
La voz de Pilar Matji nos despierta en las cavilaciones de sus propios sentimientos; esos que se extienden inevitablemente a lo largo de todo nuestro hogar común y que, en algún punto, necesitan ser regurgitados. La rendición a la vida tal y como es parece siempre una de las claves para seguir caminando con algo más de ligereza o claridad. Nudista plantan un espejo ante ello y lo atraviesan con su composición: no se confiesan sabedores de las reglas o de la verdad que les rodea y ese es el escenario sobre el que consiguen brillar.
En «confess» aflora un ambiente sonoro compartido por músicos tan queridos como Yo La Tengo, Phoebe Bridgers, Mazzy Star o Alvvays. De esta manera, las cándidas bases musicales y la limpieza lírica esconden la fuerza de un torbellino casi hipnótico que nos ata al replay. Nudista abren un poco las puertas a las intenciones de este proyecto y lo definen como el sabor de la expectativa derrumbada de su etapa vital ya bien entrados los 20. Quizás la fuerza de todo resida en nuestra capacidad de crear cobijo mediante la identificación en un sentimiento común.
El videoclip está recubierto en una elegante película costumbrista que hace al espectador bambolearse en el continuo juego de la vida y la muerte, lo que queda y lo que ya no está: el ingrediente que pone la guinda en la expresión de la belleza más primitiva que existe.